miércoles, 18 de abril de 2012

293.- CONTINUEMOS

Retomo el diario después de un par de semanas en que he tenido que pelearme con un cuadro infeccioso vírico que me ha dejado un poco para el arrastre, aunque con un par de sesiones mirleras creo que me recuperaré. ¡Estos bichos, ya no respetan ni a los médicos...!
Bueno, a lo que íbamos: la R80ST se había quedado seriamente perjudicada tras intentar pillar a Resnian con la 1200GS, y tocaba volver a recuperarla. Para ello le hice una revisión y puesta a punto general: empecé por un reglaje de válvulas y una limpieza de carburadores, que consistió simplemente en desmontar y soplar los distintos conductos. De eso, que ocurrió hace un par de semanas no tengo fotos porque se me olvidó llevarme la cámara. Cuando volví a Sevilla ese día empezó el cuadro clínico que me ha tenido una semana en la cama, pero no ha sido suficiente como para evitar que este sábado último volviese a ir a trabajar y, además, a llevar la nueva R100GS, que para quien no la conozca aparecerá un poco más abajo.
Cuando las cosas van mal, todavía pueden ir peor, y así pasó este sábado, pero antes de contarlo me iré al principio de la R100GS: la compré hará cosa de un mes por consejo de Curroalb, que había conocido el caso directamente del vendedor y me lo había comunicado por si era de mi interés. Aunque en principio no era mi intención comprar otra moto, sino todo lo contrario, deshacerme de alguna de ellas, lo que pasa es que les tengo mucho cariño, me dejé llevar y la compré sin ni siquiera verla. La pagué, quedé con Mototrans para que me la trajeran a Sevilla y unos días mas tarde la tenía aquí. Arrancó a la primera y lo primero que hice fue llevársela a Rafael para cambiarle la titularidad. Seguidamente me fui a un lavadero de coches a quitarle parte de la mugre que tenía encima y me dejé no uno, sino dos euros en una lanza de esas a presión, con lo que conseguí quitar mucha porquería pero también conseguí...mojar la bobina, que estaba rajada longitudinalmente por un par de sitios (es una de las grises, que tenían ese defecto, para el que le interese). Después de pegarme unos seis kilómetros empujando hasta mi casa, desmonté la bobina y la sequé con un secador de pelo y tapé un poco las grietas con Plastidip, con lo que la moto volvió a arrancar y la ha estado usando mi hijo durante estos días sin problemas. Hasta el sábado, que para el que no lo recuerde, llovió bastante. Yo había salido de Sevilla con la R100GS a eso de las nueve y cuarto de la mañana con relativo buen tiempo pero viendo en el horizonte que el sureste estaba bien oscuro y amenazando lluvia. Todavía no estaba bien del todo, me encontraba algo débil (había perdido seis kilos en seis días) y de lo que menos ganas tenía era de problemas; solo quería llegar a Ronda, hacer un par de cosas, cambiar de moto y volverme a descansar. Pero se ve que no era eso lo que el destino me tenía guardado. La moto no iba del todo bien; le cuesta subir de vueltas, vamos que no sube, y no me extrañaría que tuviese una membrana rota. En El Coronil empezó a llover, primero poco, después mucho y después muchísimo, tanto que parecía que quería descargar todo lo que no había llovido en el año. No me creía que hubiera podido pasar Cuatro Mojones con la que estaba cayendo y la bobina como estaba; bajé La Nava y al empezar a subir hacia Algodonales, lo que estaba esperando hacía tiempo que pasase: fallo eléctrico y moto parada. Dilema: ¿me quedo aquí abajo con la que esta cayendo a esperar una grúa que puede tardar más de una hora, o me subo los dos kilómetros y medio que quedan hasta la gasolinera empujando y la espero allí? Como soy optimista decido empujar. Y ahí empecé a notar la debilidad: el primer tirón de casi cien metros, los sucesivos progresivamente decrecientes ¡No son largos dos kilómetros y medio cuesta arriba empujando doscientos y pico kilos...! Por fin, llegué, me metí en la Venta El Tikutin y me tomé un par de zumos de piña antes de llamar a la grúa para recuperar el resuello. El agua me había calado todo, pero gracias a Dios la temperatura no era baja y solo incomodaba el chapotear dentro de las botas y el notarse húmedo por todo el interior. Llamé a la grúa que me puso alguna que otra pega (mutua Madrileña), pero al final conseguí que me llevasen a Ronda. A todo esto, no dejaba de llover. Bajamos la moto y tras firmar el parte me quedé con mis motos. No tenía muchas ganas de hacer nada, mas bien no tenía ningunas ganas, pero con la que estaba cayendo no me apetecía volver a ponerme en camino, además de que la amenaza de la bobina mojada la tenía revoloteando encima de la cabeza ¿quien me dice a  mí que la R65, que es la que me iba a llevar de vueltas, no va a tener el mismo problema? 
En esas estaba cuando para pasar el tiempo me puse a hacer algunas cosas. Para empezar, tenía la R80ST encima de la mesa, a medio acabar. Me quedaba por hacerle la puesta a punto del encendido y montarle un radiador de aceite que he ido coleccionando pacientemente, pieza a pieza, en ebay durante algo mas de un año, y que por fin tengo completo.
Lo primero es lo primero: la puesta a punto: bujías fuera y control de la separación de los electrodos a seis décimas de milímetro; cárter del alternador fuera,


colocación del plato de inercia con la S apuntando al punto medio de la ventana de puesta a punto,


extracción del enchufe del CDI,


y colocación del Hall tester.


Aflojamos los dos tornillos del bote del encendido


y lo giramos hasta que la luz del tester se enciende.


Ajuste realizado. Apretamos los dos tornillos del bote del encendido, cerramos el cárter del alternador y nos vamos con la música a otra parte.
Le toca el turno al radiador de aceite. Coloco el soporte en el bastidor.


Y el radiador en el soporte.


Retiro la tapa del filtro de aceite quitando previamente los tres tornillos que la sujetan.


y saco el filtro de aceite, viendo al fondo un tornillo que hay que sustituir:



Busco una herramienta adecuada


y en un momento tengo fuera el tornillo (el corto es el que he extraído y el largo el que lo va a sustituir.



Y en otro momento está puesto el tornillo largo en su sitio.


Ahora queda poner el filtro. Aun le quedan mil kilómetros para el cambio de aceite y filtro, de ahí que estuviera demorando esta operación hasta entonces, pero no he podido más y me he decidido. Lo que hago es rellenar el cárter para compensar las pocas pérdidas que ha habido y el volumen del filtro y dentro de mil kilómetros cambiaré el aceite solamente, ya que el filtro lo pongo nuevo.
El filtro, lógicamente, ahora es para motos con radiador de aceite.


Metemos el cartucho con la punta que tiene una goma sobresaliente hacia el fondo



A la tapa del filtro le colocamos la junta de perfil cuadrado


y al filtro le ponemos en primer lugar la arandela metálica, que servirá para aprisionar entre ella y la tapa la junta tórica blanca,


y, seguidamente, la junta tórica blanca.


Se embadurna bien de aceite la junta de cartón y se coloca en la tapa del filtro.


Ya solo queda apretar los tres tornillos a 10 Nm. Por cierto, el trasero tiene pasada la rosca. Cuando cambie el aceite le pondré un helicoil.


Ahora se ponen dos arandelas de aluminio a ambos lados de los conductos del aceite y se pasa un tornillo hueco por cada uno de ellos.


Estos tornillos se ajustan a la tapa con un par de 20 Nm.


Y acabado esto, rellené el cárter con 350 cc de aceite, arranqué el motor y comprobé nuevamente el nivel a los cinco minutos, sin tener que añadir más. Bajé la moto y subí la R100GS, que hace su presentación un poco mojada.


Está bastante regularcita de todo, pero con unos mimos me imagino que volverá a lucir como le corresponde.
La R65 estaba esperando el más mínimo aclaramiento del tiempo para salir pitando para Sevilla, pero aquello no paraba,


así que me puse a desmontar un poco la R100GS. Quité el silenciador, que, por cierto, no me gusta nada, y me puse a limpiarlo.




También estuve inspeccionando un poco por encima la moto para hacerme una idea de la tarea que me queda.







Que sí, que queda tarea por delante, pero como dice mi amigo Manolo, vengan ratas que aquí está el que las mata.
El tiempo no aflojaba y, aburrido, decidí irme. En mala hora, porque justo hasta Algodonales, un poco antes de donde me había dejado tirado la R100GS por la mañana, me cayó la mundial. No veía nada, de la tromba de agua, pero tampoco había ningún sitio donde guarecerse, así que solo quedaba apechugar. El miedo que tenía, sobre todo era porque la R65 me fuera a hacer lo mismo que su hermana mayor: una mojada del sistema eléctrico y nuevamente tirado. Afortunadamente mis motos suelen estar bien preparadas para el agua y no pasó nada. Desde Algodonales a Sevilla ni una gota, pero no llegué seco ni mucho menos, que llevaba agua encima como para rellenar un pantano. Afortunadamente no hacía frio, que si no, la tiritera todavía seguiría hoy, tres días después.
Y ahí quedó la cosa. La semana que viene empezaré a desmontar la R100GS. Estoy pensando ponerla blanca con los tres colores de BMW y el chasis rojo, pero eso está todavía en pañales. Primero desmontar, anotar todo lo que le hace falta y después ya iremos pensando en estilismo.

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